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agosto 07, 2007

Situación de los hospitales porteños: Falencias de un sistema sanitario que deberá mejorar

Por Leandro Raspino y Facundo Cornejo

Un duro panorama debe enfrentar quien no cuenta con una obra social, y mucho menos con medicina prepaga. Llegar al hospital cuando el sol aun no asoma en el horizonte para tener la fortuna de conseguir ese ansiado turno para las especialidades, colas eternas para las guardias, gastos imprevistos por la falta de insumos e incomodidades por problemas de infraestructura son, a grandes rasgos, los obstáculos que deben sortear los que tienen como única posibilidad al sistema público.

La Ciudad de Buenos Aires tiene un sistema de salud resentido. En teoría suena como si gran parte de los porteños utilizaran al hospital público, pero en las cifras la realidad es otra: apenas el 21 por ciento de quienes residen en Capital se atienden. La principal causa de la saturación se debe a que la mitad de los usuarios de los nosocomios provienen del conurbano bonaerense, ya que en Provincia el sistema hospitalario está en terapia intensiva. Otro motivo es que la Ciudad tiene el mayor índice de afiliados a obras sociales y prepagas del país.

Realidades diferentes

El Hospital Durand, ubicado en el barrio de Caballito, se ha ido deteriorando con el paso de los años. "Desde el punto de vista edilicio, sufrimos los inconvenientes de obras que fueron paradas en el tiempo, por distintas situaciones judiciales, y se detuvo el crecimiento del hospital. Pero este año vamos a tener el presupuesto para terminar esas obras inconclusas, y habría más camas para terapia intensiva (en este momento sólo hay 10), unidad coronaria, terapia neonatología, hemodiálisis. Y la obra va a permitir tener más camas, llegando a 500", señaló Horacio Rey, jefe de urología.

El médico agregó: “como todos los hospitales de la Ciudad, han sufrido los avatares económicos del país. La tecnología se ha ido tornando obsoleta, la que había era viejita, se le agregó poca y la poca también va siendo obsoleta”.

Atención presidencial

El Hospital Argerich, del barrio de la Boca y que eligió el Presidente Kirchner para su atención y la de su familia, es uno de los centros de salud clave: el público que se atiende allí proviene, en su mayoría, de la zona sur de la Capital y del conurbano bonaerense. Con motivo del ballotage porteño, Daniel Filmus recorrió las instalaciones y, a no ser que se haya tratado de un “montaje” por la visita del candidato, el hospital no sufría serios deterioros; es más, ese día casualmente y a la hora del recorrido, una empresa contratada reponía vidrios de las habitaciones de la parte de internación. No obstante, en otro rincón por el que no pasó el funcionario, la guardia estaba repleta, la gente se quejaba por llevar varias horas sin ser atendidos y, quien necesitara realizarse una ecografía se encontraba con que no funcionaba y no se consignaba fecha de reparación en el precario papel pegado en la pared.

El mayor hospital de pediatría

El Hospital Garrahan es uno de los principales centros pediátricos del país, y está gestionado por el gobierno nacional y el porteño, sumado a los aportes de la cooperadora. Con un desarrollo de alta complejidad, allí se atienden más de 250 mil chicos por año.

Respecto de su situación edilicia, en algunos sectores los techos tienen filtraciones pero, al ser un hospital nuevo (fue inaugurado en 1987), no presenta serios problemas. Sin embargo, un foco de conflicto permanente es la cuestión salarial de los trabajadores; actualmente la junta interna reclama un reparto equitativo de 1.520.000 pesos de los recursos genuinos, y estudian planes de lucha para los próximos días en demanda de un aumento de salario.

El centro de salud del oeste porteño

El Hospital Santojanni, ubicado en el barrio de Mataderos, es un polo de atención para los habitantes de la zona oeste de la Capital Federal y del conurbano. Alrededor de 800 mil consultas externas se atienden por año, muchos de ellos de Villa Luro, Liniers y Mataderos, como también desde Villa Lugano, Ciudad Oculta y, cruzando la General Paz, del partido de La Matanza. El lugar fue modernizado en 2003 con la apertura de centros quirúrgicos de alta complejidad.

Situación del Udaondo

Pasando a los hospitales especializados, el Udaondo, un centro de referencia en Gastroenterología, recibe más de 40 mil consultas por año. Según un informe de auditoría realizado en 2006, tiene graves inconvenientes edilicios, con instalaciones eléctricas inadecuadas. Además, falta personal de enfermería y no están operativos todos los quirófanos.

Largas demoras en el Fernández

El Hospital Fernández, ubicado en Palermo, es un centro de alta complejidad al cual acuden numerosas personas con urgencias de todo tipo, en especial traumatológicas. Pero el déficit de profesionales contratados genera que la atención a pacientes ambulatorios sea lenta y las salas de espera estén colmadas de gente que padecen enfermedades respiratorias o ataques alérgicos o traumatismos, que esperan horas y se fastidian por la demoras.
La falta de insumos y medicamentos es la misma que tiene el resto de los establecimientos sanitarios. Durante el 2005 y 2006, el tomógrafo estuvo varios meses descompuesto, lo mismo pasó con los aparatos de rayos.


Una investigación de la Defensoría del Pueblo reveló que la demora de las cirugías cardiovasculares en el Fernández es de 3 años, “una cifra significativa y vergonzosa”, según sentencia el informe. Además durante el 2006, fue el único hospital que no operó normalmente por falta de mesa de cirugía. Y realizó una sola intervención quirúrgica por semana.

Asimismo, la Ciudad de Buenos Aires cuenta hoy con un solo resonador magnético y se encuentra en el Hospital Fernández, al que son derivados todos los pacientes de los demás centros de salud. Una empresa privada, Argus, tiene la concesión del servicio desde 1999, además es la propietaria del equipo y empleadora de médicos y técnicos que lo utilizan. El gobierno porteño paga a la empresa 375.000 pesos por mes. Refiriéndose a este tema el actual ministro de Salud porteño, Alberto De Micheli, sostuvo: "Se está cobrando un valor que no nos satisface y estamos licitando la compra de dos nuevos resonadores para los hospitales públicos”.

Problemas con los residuos
patológicos del Muñiz

El Hospital Muñiz se especializa en enfermedades infecciosas y recibe pacientes de todo el país y de Latinoamérica. Atendió recientemente los casos de meningitis que ocurrieron en el país y es el encargado de la asistencia de los pacientes con VIH.

El estado edilicio del nosocomio es deficiente y ciertos sectores están clausurados debido al peligro de derrumbe. Mientras tanto los avances de las construcciones, que anuncian los carteles del Gobierno de la Ciudad, se retrasan.

Otro tema preocupante en este hospital es el tratamiento de los residuos patogénicos. Una investigación del Centro de Estudios Legales y Sociales reveló que “los desechos se acumulan sin orden ni control durante días en recipientes y en lugares inadecuados, que no respetan las mínimas medidas de seguridad sanitaria”.

Malas condiciones laborales y
salariales en un hospital de Flores

Ubicado en Aranguren 2701, el Hospital Teodoro Álvarez fue el lugar elegido para las asambleas de los diversos gremios: Sutecba, ATE, Asociación de Profesionales y Filial Álvarez de Médicos Municipales, el pasado 28 de mayo. En todas hubo una gran concurrencia de trabajadores. El común denominador fue la crítica situación del hospital, las malas condiciones laborales, salariales, la falta de nombramientos y el cobro del 82 por ciento móvil para las jubilaciones.

Falta de personal para la atención
de la salud de los abuelos

La Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires, ubicado en el barrio de Balvanera, fue creada en 1979. Por lo tanto fue pionera y un ejemplo continuado en América Latina. En los últimos años fue sometida a un constante vaciamiento que desemboca en una insuficiencia en el orden de las internaciones. Cuenta con tan solo un jefe y una médica de planta en un área poblacional compuesta por cientos de miles de personas, entre las que cerca de una cuarta parte son adultos mayores.

Temor a un "cromagñón sanitario" en Recoleta
y problemas con el gas en el Quemados

En el barrio de Recoleta se encuentra el hospital general de agudos Bernardino Rivadavia. Este es otro de los casos testigo que muestra el descuido de la Salud de los porteños. La situación edilicia es mala, los techos se derrumban constantemente y los residuos patológicos son arrojados en cesto comunes en los pasillos. Funcionan cuatro quirófanos de los 13 que posee. Además, meses atrás los ascensores se encontraban rotos y debían subir a los enfermos hasta la sala de cirugía por las escaleras.

En febrero de este año el diario Perfil publicó un informe sobre el estado de este hospital y en el que se describía que en cualquier momento se podía desatar un “Cromagñón sanitario”.El motivo son las antiguas tuberías de calefacción (hoy fuera de funcionamiento) que recorren el subsuelo del hospital están llenas de desperdicios y basura que son altamente inflamables, “Ante una llama, se incendia todo el edificio. La única diferencia con Cromañón es que todavía nadie prendió la bengala”, según detalló un enfermo al diario.

En el hospital Central de Quemados la realidad fue difícil: el pasado 7 de mayo cortaron el suministro de gas natural por un escape y no volvieron a reconectar el edificio por más de 20 días.

Por otro lado, el Ministerio de Salud porteño informaba por esos días que “los problemas iban a ser solucionados y que se preve la instalación de un medidor de mayor capacidad y la reparación de una cañería interna”. Mientras tanto, y hasta que regrese el servicio, el hospital utiliza gas envasado y estufas eléctricas para calefaccionar las instalaciones.


Una salida posible a la situación porteña

El déficit de la Salud porteña existe pero no llega a las cifras inferiores en atención y recursos que tiene los hospitales del resto del país. Pero la falta de insumos, de profesionales contratados, de medicamentos, tecnologías para todos y otras variantes son comunes en cada uno de los 33 hospitales.

Es notable el aumento considerable de la demanda de Salud, que fruto del incremento de los índices de pobreza e indigencia, generaron mayor cantidad de pacientes provenientes de la Ciudad, e incluso de otras provincias y del extranjero. Por este motivo están saturados todos los servicios.

Pero también es real que ninguno de los 44 centros de salud que tiene el Gobierno de la Ciudad, no son utilizados para atender a los pacientes ambulatorios. Acondicionar y promover estos centros para descomprimir las guardias, con largas esperas de más de cinco horas, sería una solución que muchos médicos y expertos recomiendan.

El hospital escuela de la UBA en crisis: El Clínicas no sale de terapia intensiva

Por Facundo Cornejo

“El hospital es un desastre, los aparatos no funcionan, a veces ni hay gasas, y a duras penas funcionan cuatro ascensores”. Ése fue el diagnóstico realizado por una médica que prefirió no dar su nombre aludiendo que “sólo la dirección está autorizada a hablar”. Pero la lista no termina ahí: el deficiente estado edilicio, huelgas que afectan el funcionamiento y reclamos salariales dejan al centro de salud con pronóstico reservado.

El Clínicas, que depende de la Universidad de Buenos Aires, adhirió en los 90 al decreto de autogestión –se financia con lo que se cobra a las obras sociales- (ver ¿En qué consiste…). En los últimos tiempos pasa de una intervención a otra, pero la emergencia no cesa. El deterioro es evidente: en el tercer piso una cartelera previene del piso roto a la gente; y sobre el suelo, un afiche con la inscripción “Kirchner, ¿dónde están los 111 millones que prometiste?” obliga a todo el que pasa a hacerse la misma pregunta sobre los fondos, producto de un acuerdo entre Nación y UBA para obras y refacciones.

En noviembre de 2006, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) había denunciado irregularidades estructurales, administrativas y de gestión presupuestaria. En relación a la higiene, la falta de limpieza se nota en los pisos superiores como también la existencia de bolsas de residuos patológicos en los pasillos. Ambos puntos fueron señalados en el informe oficial, pero aun no hubo cambios.

Según datos aportados por la comisión interna de APUBA, el hospital de Clínicas recibe 2.000 pacientes diarios, 60.000 consultas por mes, y emplea a 2.900 trabajadores. Asimismo, señalan que para funcionar se necesita un presupuesto de 260 millones de pesos –actualmente es de 175 millones-, ya que 94,8 son para pagar los sueldos.

Por lo pronto, un oscuro presente tiene el Hospital-Escuela que formó a los médicos que hicieron historia en el país. Y también una crisis que parece interminable.

¿En qué consiste el sistema de Hospitales
Públicos de Autogestión (HPA)?

En 1993, durante el gobierno de Carlos Menem, el decreto 578 estableció que las obras sociales (entre otros agentes del Sistema Nacional del Seguro de Salud) estaban obligadas a pagar -automáticamente- las prestaciones que sus afiliados solicitaban en los hospitales públicos inscriptos en un registro nacional.

Entre otros beneficios, la idea era que los HPA tuvieran una herramienta para obtener recursos económicos y que no terminaran financiando a las obras sociales, al atender en forma gratuita a sus afiliados utilizando fondos públicos.

El decreto formaba parte de una medida del Ministerio de Salud y Acción Social para la “modernización” del sistema sanitario. Más de 1.100 hospitales adhirieron al registro.

Un estudio realizado por esa dependencia en aquel año señalaba que “el hospital público debe ser considerado como un centro de costos independiente dentro de la estructura administrativa estatal y, además, una organización que compita ofreciendo servicios hospitalarios a usuarios tanto privados como públicos”.

Rey: "Entender a la salud como una inversión y no como un gasto es fundamental"


ENTREVISTA
Por Facundo Cornejo

Horacio Rey destina su día en ir de un lado a otro. Por las mañanas va al hospital Durand, donde es jefe del servicio de Urología. Además, fue miembro de la Asociación Argentina de esa especialidad, y participó en diversos seminarios. Y en las tardes se acerca hasta la sede de la Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad, de la cual es vicepresidente.
El médico aseveró que la saturación en el sistema sanitario de la Capital Federal es consecuencia del colapso en los servicios de salud de la provincia de Buenos Aires, y sostuvo que una solución posible es un correcto funcionamiento de la atención primaria.

-¿Se puede decir que en Argentina la salud está considerada como una política de estado?
-Una política de Estado es cuando se mantiene en el tiempo, en un gobierno detrás de otro con ciertas líneas que pueden ir variando un poco, pero que en realidad en el fondo es un esqueleto que habría que respetar, y esto no se cumple. Debiera serlo, como pasa en cualquier país del mundo, que tiene una política y la mantiene. Nosotros estamos acostumbrados a inventar y a comenzar cada vez que asumimos, no hay continuidad en las obras, en las cosas.

-¿Cuál es su visión sobre la salud pública?
-Nosotros tenemos un ministerio de Salud pública nacional que casi no tiene hospitales. Es un ministerio que cuando los hospitales pasaron a las provincias quedó sin efectores, como un ente regulador filosófico, que no sé si cumple esa función. Hay por supuesto, en la Capital Federal sobre todo, un sistema estructurado, muy sólido, que es el sistema público de salud que está cimentado en los hospitales del Gobierno de la Ciudad y algunos nacionales que pasaron hace algunos años a nuestra esfera. Y los hospitales no solamente satisfacen las necesidades de la Ciudad sino del primer y segundo cinturón del conurbano bonaerense, por eso se justifica tener tantos hospitales, sino no sería posible.

-Las estadísticas revelan que en Capital Federal hay un médico cada 90 habitantes. Y un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) señala que no faltan médicos en la Ciudad sino que están mal distribuidos a lo largo de la red de hospitales ¿Es un concepto acertado, o es desmedido?
-El número está aproximado, 1 cada 90. Es una barbaridad, eso no existe en el mundo, solamente en un núcleo urbano donde no hay control del ejercicio del profesional como es la Ciudad de Buenos Aires. En el Conurbano, por ejemplo, hay colegios que controlan la matricula, y se le hace más difícil al médico trabajar en el lugar si no está matriculado o colegiado. Nunca son pocos los médicos, pero para hacer atención médica primaria no hay.

-Respecto de la atención primaria de la salud (APS), sabiendo que la mayoría de la gente que se viene a atender a los hospitales de Capital provienen del conurbano, y la atención es lenta. ¿Cómo se le puede buscar la vuelta para que los que vienen de provincia puedan atenderse sin resentir el sistema?
-El sistema de salud de la provincia de Buenos Aires está quebrado desde hace mucho tiempo, por eso la gente viene acá. Hay gente que vive en el Conurbano, pero si tuviera un hospital como el Durand, ¿porqué van a venir? se van a quedar en su lugar. Pero como no hay, tienen que recurrir a la Capital, ya sea porque son de mayor complejidad, o hay mayor calidad médica, o mejor tecnología, pero eso debería estar articulado de tal manera que el paciente fuera a un consultorio de atención primaria, luego a un segundo nivel y después al hospital. En realidad, el hospital está hecho para que alguien venga con patologías complejas.

-¿Por qué el sistema de hospitales de autogestión promovido en los 90 fue un fracaso?
-En su momento se creyó que autogestionarse iba a ser una panacea, pero la realidad es que los hospitales que adhirieron están en ruinas. Fue un fracaso absoluto, porque la salud es una inversión, no tiene costo, no gastás en salud. Es un tema crucial y entenderlo es fundamental.

-¿Cómo califica la gestión del ministro de Salud, Alberto de Micheli?
-Él fue director del Hospital Tornú, es un hombre ligado al sistema. Le ha tocado una gestión tal vez no muy fácil. Y, por supuesto, no ha respondido a las expectativas que de él teníamos. Nosotros tenemos un gran déficit en nombramientos, no ha habido un gran cambio en lo que a tecnología se refiere, ni en mantenimiento de obras. Ha hecho un esfuerzo grande. Por ejemplo en el Durand contempló que el presupuesto alcanzara los 3 millones de pesos después de tantos años para completar las obras del hospital. Pero hay una gran cantidad de profesionales médicos y no médicos con nombramientos detenidos, obras que no logró completar. Creo que su mejor deseo tropieza con los problemas políticos y económicos.

-¿Cuáles son las claves del cambio en la salud pública?
-El cambio para dejar atrás la crisis se puede dar con la eficiencia, maximizar los recursos y mejorar cada día la calidad en la atención médica.