agosto 07, 2007

Tobar: "La reforma en la salud no es una cuestión de recursos o de capacidad, sino de voluntad"


ENTREVISTA
Por Daniel Barrientos

Federico Tobar es especialista en Economía de la Salud y consultor internacional en políticas de la materia. Fue jefe de Gabinete del Ministerio de Salud de la Nación en 2002, donde impulsó el programa de Emergencia Sanitaria y el plan Remediar. Desde su experiencia, el coautor del libro "La salud de los argentinos" analiza la realidad del sistema sanitario argentino, elogia los alcances de sus programas y critica la pasividad del Gobierno.

-Usted aceptó ser funcionario del Gobierno de Eduardo Duhalde en el contexto de un país en crisis. ¿Qué lo llevó a tomar esa decisión?
-Con el ministro de Salud (Ginés González García) ya veníamos investigando sobre reformas en el sector, así que cuando recibí su llamado para armar el plan de emergencia, era la oportunidad de poder aplicarlas. Y no me equivoqué, porque en seis meses Salud rebrotó, al mejorar la atención primaria y la distribución gratuita de medicamentos con el plan Remediar. Creo que de la historia de las políticas de salud en Argentina, fue la que tuvo más impacto inmediato.

-¿Cuáles fueron los cambios entre ese momento y el actual?
-Se pasó de un Gobierno donde había participación y consenso entre todos los sectores de la sociedad, a otro que cerró cualquier vía de diálogo y que por cuestiones políticas no realizó las reformas estructurales en salud que se esperaba.

-¿Cuáles eran esas reformas?
-Una de ellas era abrir más centros de atención primaria, que es donde se debería hacer la prevención, en vez de hospitales. En cuanto a las obras sociales, una era que se financiara la cobertura del afiliado con una cápita ajustada y no con un porcentaje de su sueldo, algo que impediría que nadie quiera cubrir a los viejos y sí a los ricos como ocurre ahora. Y otra era la creación de un seguro nacional que cubra a todos los argentinos en las enfermedades catastróficas, tenga o no cobertura de seguro social, que fomentaría una mayor competitividad entre las obras sociales y las prepagas.

-¿Cómo está el tema del presupuesto del Estado en Salud?
-El presupuesto nacional aumentó mucho. Lo que no me animaría a decir es que mejoró la forma de asignar, que se gaste mejor. Si hay algo que no entiendo del Gobierno es que seguimos pidiendo préstamos en el exterior cuando en el Ministerio hay recursos suficientes para hacer todo lo que hace falta.

-Según estadísticas de diversas asociaciones civiles, la mayor cantidad de consultas médicas en la ciudad de Buenos Aires es de gente que no vive precisamente en esa zona. ¿Hay alguna solución posible para este problema?
-Es más difícil de resolver, porque hay dos flujos, uno de provincia y otro del extranjero, hacia una ciudad que tiene una hipertrofia hospitalaria importante -33- y tan sólo 30 centros de atención primaria. Una solución sería desconcentrar la atención, con un mapa sanitario en el que se defina dónde se debe abrir. Pero para eso se requiere pactos entre el Ministerio de Salud y las provincias a través del COFESA (Consejo Federal de Salud).

-¿Cómo se explica que, según la OMS, Argentina sea uno de los que más invierte en salud pero en cuanto a eficacia sanitaria esté por debajo de países como Perú y Paraguay?
-Argentina tiene un sistema relativamente bueno, porque tiene bastante cobertura, muy buenos profesionales de salud, buenos medicamentos y muy buena tecnología para diagnóstico, pero ha tenido ineficiencias desde el punto de vista de las políticas de salud, organización y financiamiento. Al estar cadi dos décadas sin políticas de salud, se está mejor, pero en cuanto a las tasas de morbilidad y de mortalidad no está arriba del resto de los países del continente como hace cuarenta años.

-¿Cuál es la proyección de la situación sanitaria de acá a diez-quince años?
-Yo veo tres escenarios. El primero es un modelo pasivo, sin reformas estructurales y segmentado. Una salud pública pobre que va a cubrir a los que no tienen nada y un mercado privado, cada vez más caro.
El segundo escenario es el europeo: un sector público más racionalizado. El problema es que si no hay un compromiso de equidad y distribución entre el COFESA (Consejo Federal de Salud) y el Ministerio de Salud de la Nación, sólo se cumpliría en las grandes ciudades.
El tercero es el ideal: el modelo regulado, es decir, una oferta pública bien organizada y con puentes entre lo público, la seguridad social y lo privado, y un Ministerio de Salud con un rol rector que diga cómo se tiene que tratar cada enfermedad y hacerlo desde el sector público.

-¿No es una utopía?
-Garantizo que no lo es, aunque requiere mucha voluntad política porque es un cambio estructural hacia todos los sectores. Si no se hace no es por falta de capacidad técnica o porque no se sepa lo que hay que hacer.

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