Por Maria de la Merced Frías
Un hombre de aproximadamente 40 años, que pasó varios años internado en el Borda, que le dan el alta pero termina todos los años regresando por iniciativa propia y que sostiene que los militares arruinaron su forma de vida. Ése es el perfil de Fabi de Palermo, un guía dentro de lo que él mismo define como un “deposito de gente”. Nadie conoce mejor el manejo de las cosas, por parte de médicos y enfermeros, que un interno.
Cuenta por lo bajo cómo hace para escaparse todas las noches para ir a comprar comida: “muy pocas veces hacen carne con papas, generalmente nos dan un guiso que no se puede ni comer”. Este es el pretexto que usa Fabi para salir diariamente sin permiso. Sobre la calle Pedriel se puede ver el enorme portón por donde algunos internados acceden a la calle sin ningún tipo de inconveniente, “es fácil, está abierto siempre y no hay nadie controlándolo” comenta. Además, hay una pequeña puerta, que pertenece a lo que era el laboratorio de psiquiatría (un edificio construido en 1899) por donde también se pueden ir a comprar al kiosco, “Es mas barato que el de acá”, justifica el paciente. Muchos de los enfermos tienen permiso para salir una vez por semana y deben hacerlo presentando la orden médica correspondiente a la gente de seguridad de la entrada.
Otra cosa que resalta Fabi con mucha angustia es el abandono por parte de los médicos, “solo calientan sillas”. La última vez que se internó tuvo que ir él mismo a tocarle la puerta a un médico para que lo entrevistara y así poder tener una historia clínica y un seguimiento en su evolución.
Muchas veces cuando se pide ayuda a los enfermeros, en el caso de que alguno presente un problema, ellos responden simplemente con “en unas horas se le pasa”, sin siquiera prestar atención. Los servicios 14 y 22, ubicados al fondo, estén destinados a pacientes droga-dependientes o con VIH y son los más olvidados, junto con el sector penitenciario.
Es una tarea casi imposible sacarle información a Fabi acerca del porqué de su internación, sólo dice que los militares le arruinaron la vida. Pero cuando se le cuestiona porqué no quiere dar explicaciones y cambia rápidamente de tema.
Un hombre de aproximadamente 40 años, que pasó varios años internado en el Borda, que le dan el alta pero termina todos los años regresando por iniciativa propia y que sostiene que los militares arruinaron su forma de vida. Ése es el perfil de Fabi de Palermo, un guía dentro de lo que él mismo define como un “deposito de gente”. Nadie conoce mejor el manejo de las cosas, por parte de médicos y enfermeros, que un interno.
Cuenta por lo bajo cómo hace para escaparse todas las noches para ir a comprar comida: “muy pocas veces hacen carne con papas, generalmente nos dan un guiso que no se puede ni comer”. Este es el pretexto que usa Fabi para salir diariamente sin permiso. Sobre la calle Pedriel se puede ver el enorme portón por donde algunos internados acceden a la calle sin ningún tipo de inconveniente, “es fácil, está abierto siempre y no hay nadie controlándolo” comenta. Además, hay una pequeña puerta, que pertenece a lo que era el laboratorio de psiquiatría (un edificio construido en 1899) por donde también se pueden ir a comprar al kiosco, “Es mas barato que el de acá”, justifica el paciente. Muchos de los enfermos tienen permiso para salir una vez por semana y deben hacerlo presentando la orden médica correspondiente a la gente de seguridad de la entrada.
Otra cosa que resalta Fabi con mucha angustia es el abandono por parte de los médicos, “solo calientan sillas”. La última vez que se internó tuvo que ir él mismo a tocarle la puerta a un médico para que lo entrevistara y así poder tener una historia clínica y un seguimiento en su evolución.
Muchas veces cuando se pide ayuda a los enfermeros, en el caso de que alguno presente un problema, ellos responden simplemente con “en unas horas se le pasa”, sin siquiera prestar atención. Los servicios 14 y 22, ubicados al fondo, estén destinados a pacientes droga-dependientes o con VIH y son los más olvidados, junto con el sector penitenciario.
Es una tarea casi imposible sacarle información a Fabi acerca del porqué de su internación, sólo dice que los militares le arruinaron la vida. Pero cuando se le cuestiona porqué no quiere dar explicaciones y cambia rápidamente de tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario