Un duro panorama debe enfrentar quien no cuenta con una obra social, y mucho menos con medicina prepaga. Llegar al hospital cuando el sol aun no asoma en el horizonte para tener la fortuna de conseguir ese ansiado turno para las especialidades, colas eternas para las guardias, gastos imprevistos por la falta de insumos e incomodidades por problemas de infraestructura son, a grandes rasgos, los obstáculos que deben sortear los que tienen como única posibilidad al sistema público.
La Ciudad de Buenos Aires tiene un sistema de salud resentido. En teoría suena como si gran parte de los porteños utilizaran al hospital público, pero en las cifras la realidad es otra: apenas el 21 por ciento de quienes residen en Capital se atienden. La principal causa de la saturación se debe a que la mitad de los usuarios de los nosocomios provienen del conurbano bonaerense, ya que en Provincia el sistema hospitalario está en terapia intensiva. Otro motivo es que la Ciudad tiene el mayor índice de afiliados a obras sociales y prepagas del país.
El médico agregó: “como todos los hospitales de la Ciudad, han sufrido los avatares económicos del país. La tecnología se ha ido tornando obsoleta, la que había era viejita, se le agregó poca y la poca también va siendo obsoleta”.
Atención presidencial
El Hospital Argerich, del barrio de la Boca y que eligió el Presidente Kirchner para su atención y la de su familia, es uno de los centros de salud clave: el público que se atiende allí proviene, en su mayoría, de la zona sur de la Capital y del conurbano bonaerense. Con motivo del ballotage porteño, Daniel Filmus recorrió las instalaciones y, a no ser que se haya tratado de un “montaje” por la visita del candidato, el hospital no sufría serios deterioros; es más, ese día casualmente y a la hora del recorrido, una empresa contratada reponía vidrios de las habitaciones de la parte de internación. No obstante, en otro rincón por el que no pasó el funcionario, la guardia estaba repleta, la gente se quejaba por llevar varias horas sin ser atendidos y, quien necesitara realizarse una ecografía se encontraba con que no funcionaba y no se consignaba fecha de reparación en el precario papel pegado en la pared.
El mayor hospital de pediatría
El Hospital Garrahan es uno de los principales centros pediátricos del país, y está gestionado por el gobierno nacional y el porteño, sumado a los aportes de la cooperadora. Con un desarrollo de alta complejidad, allí se atienden más de 250 mil chicos por año.
Respecto de su situación edilicia, en algunos sectores los techos tienen filtraciones pero, al ser un hospital nuevo (fue inaugurado en 1987), no presenta serios problemas. Sin embargo, un foco de conflicto permanente es la cuestión salarial de los trabajadores; actualmente la junta interna reclama un reparto equitativo de 1.520.000 pesos de los recursos genuinos, y estudian planes de lucha para los próximos días en demanda de un aumento de salario.
El centro de salud del oeste porteño
El Hospital Santojanni, ubicado en el barrio de Mataderos, es un polo de atención para los habitantes de la zona oeste de la Capital Federal y del conurbano. Alrededor de 800 mil consultas externas se atienden por año, muchos de ellos de Villa Luro, Liniers y Mataderos, como también desde Villa Lugano, Ciudad Oculta y, cruzando la General Paz, del partido de La Matanza. El lugar fue modernizado en 2003 con la apertura de centros quirúrgicos de alta complejidad.
Situación del Udaondo
Pasando a los hospitales especializados, el Udaondo, un centro de referencia en Gastroenterología, recibe más de 40 mil consultas por año. Según un informe de auditoría realizado en 2006, tiene graves inconvenientes edilicios, con instalaciones eléctricas inadecuadas. Además, falta personal de enfermería y no están operativos todos los quirófanos.
Largas demoras en el Fernández
El Hospital Fernández, ubicado en Palermo, es un centro de alta complejidad al cual acuden numerosas personas con urgencias de todo tipo, en especial traumatológicas. Pero el déficit de profesionales contratados genera que la atención a pacientes ambulatorios sea lenta y las salas de espera estén colmadas de gente que padecen enfermedades respiratorias o ataques alérgicos o traumatismos, que esperan horas y se fastidian por la demoras.
La falta de insumos y medicamentos es la misma que tiene el resto de los establecimientos sanitarios. Durante el 2005 y 2006, el tomógrafo estuvo varios meses descompuesto, lo mismo pasó con los aparatos de rayos.
Una investigación de la Defensoría del Pueblo reveló que la demora de las cirugías cardiovasculares en el Fernández es de 3 años, “una cifra significativa y vergonzosa”, según sentencia el informe. Además durante el 2006, fue el único hospital que no operó normalmente por falta de mesa de cirugía. Y realizó una sola intervención quirúrgica por semana.
Asimismo, la Ciudad de Buenos Aires cuenta hoy con un solo resonador magnético y se encuentra en el Hospital Fernández, al que son derivados todos los pacientes de los demás centros de salud. Una empresa privada, Argus, tiene la concesión del servicio desde 1999, además es la propietaria del equipo y empleadora de médicos y técnicos que lo utilizan. El gobierno porteño paga a la empresa 375.000 pesos por mes. Refiriéndose a este tema el actual ministro de Salud porteño, Alberto De Micheli, sostuvo: "Se está cobrando un valor que no nos satisface y estamos licitando la compra de dos nuevos resonadores para los hospitales públicos”.
Problemas con los residuos
patológicos del Muñiz
El Hospital Muñiz se especializa en enfermedades infecciosas y recibe pacientes de todo el país y de Latinoamérica. Atendió recientemente los casos de meningitis que ocurrieron en el país y es el encargado de la asistencia de los pacientes con VIH.
El estado edilicio del nosocomio es deficiente y ciertos sectores están clausurados debido al peligro de derrumbe. Mientras tanto los avances de las construcciones, que anuncian los carteles del Gobierno de la Ciudad, se retrasan.
Otro tema preocupante en este hospital es el tratamiento de los residuos patogénicos. Una investigación del Centro de Estudios Legales y Sociales reveló que “los desechos se acumulan sin orden ni control durante días en recipientes y en lugares inadecuados, que no respetan las mínimas medidas de seguridad sanitaria”.
Malas condiciones laborales y
salariales en un hospital de Flores
Ubicado en Aranguren 2701, el Hospital Teodoro Álvarez fue el lugar elegido para las asambleas de los diversos gremios: Sutecba, ATE, Asociación de Profesionales y Filial Álvarez de Médicos Municipales, el pasado 28 de mayo. En todas hubo una gran concurrencia de trabajadores. El común denominador fue la crítica situación del hospital, las malas condiciones laborales, salariales, la falta de nombramientos y el cobro del 82 por ciento móvil para las jubilaciones.
Falta de personal para la atención
de la salud de los abuelos
La Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires, ubicado en el barrio de Balvanera, fue creada en 1979. Por lo tanto fue pionera y un ejemplo continuado en América Latina. En los últimos años fue sometida a un constante vaciamiento que desemboca en una insuficiencia en el orden de las internaciones. Cuenta con tan solo un jefe y una médica de planta en un área poblacional compuesta por cientos de miles de personas, entre las que cerca de una cuarta parte son adultos mayores.
Temor a un "cromagñón sanitario" en Recoleta
y problemas con el gas en el Quemados
En el barrio de Recoleta se encuentra el hospital general de agudos Bernardino Rivadavia. Este es otro de los casos testigo que muestra el descuido de la Salud de los porteños. La situación edilicia es mala, los techos se derrumban constantemente y los residuos patológicos son arrojados en cesto comunes en los pasillos. Funcionan cuatro quirófanos de los 13 que posee. Además, meses atrás los ascensores se encontraban rotos y debían subir a los enfermos hasta la sala de cirugía por las escaleras.
En febrero de este año el diario Perfil publicó un informe sobre el estado de este hospital y en el que se describía que en cualquier momento se podía desatar un “Cromagñón sanitario”.El motivo son las antiguas tuberías de calefacción (hoy fuera de funcionamiento) que recorren el subsuelo del hospital están llenas de desperdicios y basura que son altamente inflamables, “Ante una llama, se incendia todo el edificio. La única diferencia con Cromañón es que todavía nadie prendió la bengala”, según detalló un enfermo al diario.
En el hospital Central de Quemados la realidad fue difícil: el pasado 7 de mayo cortaron el suministro de gas natural por un escape y no volvieron a reconectar el edificio por más de 20 días.
Por otro lado, el Ministerio de Salud porteño informaba por esos días que “los problemas iban a ser solucionados y que se preve la instalación de un medidor de mayor capacidad y la reparación de una cañería interna”. Mientras tanto, y hasta que regrese el servicio, el hospital utiliza gas envasado y estufas eléctricas para calefaccionar las instalaciones.
Es notable el aumento considerable de la demanda de Salud, que fruto del incremento de los índices de pobreza e indigencia, generaron mayor cantidad de pacientes provenientes de la Ciudad, e incluso de otras provincias y del extranjero. Por este motivo están saturados todos los servicios.
Pero también es real que ninguno de los 44 centros de salud que tiene el Gobierno de la Ciudad, no son utilizados para atender a los pacientes ambulatorios. Acondicionar y promover estos centros para descomprimir las guardias, con largas esperas de más de cinco horas, sería una solución que muchos médicos y expertos recomiendan.